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Es una historia de mentiras... misterios y tabúes.

¿Qué Harías si un día te enteras que toda tu vida es una farsa... y que tus verdaderos orígenes no son tan humanos como pensabas?...


Frase de la semana

"La belleza puede ser motivo de desaliento, de profunda desolación, y así me sentí en su presencia"

Los ojos del Vampiro.

sábado, 14 de noviembre de 2009

La Bestia


Les dejo un nuevo capitulo de "La Mascarada", Recuerden que este relato no es mio, si no que es la base de un juego

El lado animal de un vampiro recibe el nombre de la Bestia (en lo que es, sospecho, un intento de satanizarlo mediante la disociación). Por desgracia, darle a esa hambre monstruosa un nombre distinto no basta para calmarla. Al final la Bestia siempre vence, me han dicho. Si alguien sobrevive el tiempo suficiente como vampiro se ve forzado por su mimas naturaleza a hacer cosas obscenas. Y acaba acostumbrándose a esas atrocidades y pasando a otras mayores, y lo que fuese humano en el vampiro acaba por morir. Cuando desaparece el último resto de humanidad de un Vástago (y te aseguro que muere después de ver desaparecer a tantos amigos, seres queridos y descendientes) la Bestia se impone para siempre. El vampiro se convierte en un animal. Si llegas a ese punto lo más probable es que ni siquiera te des cuenta cuando te maten como a un perro rabioso.
Si tienes fuerza de voluntad y una decente conciencia del to puedes aguantar décadas… siglos, incluso. He oído hablar de un vampiro que tiene más de dos mil años. Pero nunca estarás libre del miedo al triunfo de la Bestia, y ese miedo es lo que la Bestia usará para controlarte.
Por supuesto, la mejor forma de combatir a ese demonio es mantenerse en forma, lo que incluye una alimentación regular. De nuevo, eso quiere decir que tarde o temprano empezarás a matar ganado (mortales, perdona de nuevo) y que cuanto más ganado mates, más fácil te resultará hacerlo. La bestia también gana de esa forma. Aunque no quieras hacerlo, aunque el proceso comience por accidente, tarde o temprano te acostumbrarás a la visión de un cadáver a tus pies. Tras el décimo, el centésimo, el milésimo o lo que sea, deja de ser una persona y se convierte en un objeto, un recipiente. Una nota a pie de página en tu historia. Y tú, en ese momento, dejas de ser remotamente humano.